domingo, 29 de diciembre de 2013

TREGUA



El calor detiene la casa.

Una pátina rosa de atardecer
Sobre los discos
En la biblioteca que intenté.

Hay cosas que se guardan en lugares
Otras quedan provisorias
Hasta devenir obstáculo.

El títere de Praga que pide limosna
La sirena de Dalí sin colgar
Lispector sobre la boleta de ABL
Un cable mini plug ahorca al esmalte.

Una guerra de objetos congelada
Una tregua en esa guerra
Este desorden.

sábado, 28 de diciembre de 2013

INDELEBLE



El tipo era como veinte años mayor. Medio amigo de la familia, por eso ella nunca dijo que le pegaba. Se escapó con el bolsito a lo de una amiga en Varela. Los huesos enteros y las ganas fracturadas. El tipo la persiguió un tiempo y la familia la condenó, a excepción de la tía curandera. A veces piensa que fue su culpa, ¿quién la mandaba a querer tiempo para ella, cobrar su propia plata, terminar el secundario? Tendría que haberle dado tantos hijos como trompadas recibía. Decí que la amiga es amiga y le ordena la cabeza. Limpiar casas también: fregar, fregar, fregar hasta ver desnudos los pisos. De a poco su apariencia rejuvenece, casi hasta su edad. No le puede decir a nadie que lo extraña. Que en los ataques de celos había algo de protección, de ternura violentada. No lo puede decir ahora que le agradeció tanto a Dios haber salido. No ahora que el pibe de barbita que va los jueves al barrio le pasó el libro ese. La historia que ya no quiere contar se narra sola en esa mirada que no se modifica ni cuando ríe. Un horror indeleble alojado al fondo del pasillo de sus ojos.  

jueves, 26 de diciembre de 2013

PRIMERO EL SONIDO



El sonido es previo a la imagen.

Lo saben quienes escuchan el impacto
Y al girar
          
            ven lo sucedido.


Lo primero es una música.


Lo saben los pescadores,

los testigos de accidentes,

los enamorados.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

MUNICIPALES



Mirá, esto así: adentro de este coso hay un motorcito. Vos lo encendés y hace girar un ventilador que mueve como si fueran unas banditas elásticas. Las banditas no se tienen que tocar, porque si no se traba y recalienta, ¿me entendés? Las banditas, ¿qué hacen? Funcionan como protección, tipo cortina de almacén, ¿viste? Te reconoce por el peso lo que está pasando. Y si es más pesado, es como que le canta a la bandejita que está después que algo anda mal. Entonces la bandejita se traba y ahí te salta la luz, ¿me seguís? Vos si salta la luz lo tenés que llamar a Héctor. El teléfono está pegado ahí al costado, ¿ves? Acá tenemos todo organizado. Si no salta la luz, la bandejita agarra la cosa y se va para abajo, como un ascensor. Ahí ya lo agarran los chicos de Sellado y vos te olvidás. Si los de Sellado te dicen algo, vos como si nada, cosa de ellos, ¿me entendés? Lo tuyo está acá. Ahora, ¿qué puede pasar? Prendés el motorcito, gira el ventilador, pasa las banditas, el coso cae en la bandejita y hasta ahí todo bien, vos tranquilo. Pero ¿qué pasa? Se traba cuando está bajando y la luz te sigue verde. ¿Qué hacemos? ¿Es problema tuyo o de Sellado? Ahí no lo llames a Héctor porque te va a decir que eso no es nuestro. A lo sumo escribilo en el cuaderno y olvidate, te va a decir. Pero a vos te tiene que funcionar, ¿me entendés? Es un quilombo. A Sellado no podés llamar porque habilitás que después ellos te llamen a vos. Es como que les debés una. ¿Entonces? Claro, yo puse la misma cara. Pero ¿qué hacés? Escuchame bien: ¿ves ese palo de escoba que está ahí? Lo agarrás. Desatornillás la rejita de arriba del ventilador. Si no tenés destornillador, llamás a Hugo de Mantenimiento, que el teléfono está pegado del otro lado. Pero yo que vos, me traigo un destornillador y te olvidás. ¿Qué hacés? Sacás la rejita. Punta de palo de escoba. Ojo con darle al ventilador, que lo llegás a tocar y andá pensando cómo le explicás a tu señora que vuelven a comer fideos. Palo de escoba y Tuc, golpe seco. Ahí arranca seguro. Con eso, no puede pasar que siga trabado. Sacás el palo, ponés la rejita y chau. A las doce y media se come. Quince minutos. Ya lo saben los del sindicato, estamos a esto de lograr diez minutos más. Suerte, pibe. Y acordarte: cualquier cosa, Tuc. Golpe seco. 

martes, 24 de diciembre de 2013

POOL



El hombre limpia una mesa de pool por adentro. Está indignado porque la gente tira basura en las buchacas. Su hija guarda en un tupper los tacos de tiza recuperados del interior de la mesa. “Encontramos ocho”, dice, imitando el gesto de afectación de su padre, como si se tratara de rescatar pingüinos en extinción. Es triste ver una mesa de pool por dentro. Se muere la magia del recorrido invisible. Solo hay canaletas en un plano inclinado que conducen a todas las bolas al mismo sector. Prefería no saberlo. El hombre sigue bufando, mientras saca envoltorios de caramelos y colillas. Creo que espera que yo diga “qué barbaridad” o algo así. Entonces comenzaríamos una conversación que rápidamente llegaría al momento en el que el hombre expone sobre lo mal que estamos como sociedad y después comentaría algo que vio en el noticiero de anoche. No digo “qué barbaridad”. Tengo ganas de preguntarle si limpiar mesas de pool es un oficio o si él es de esos tipos que se da maña con todo lo que es artefactos y además tiene una gran caja de herramientas, pero que en realidad trabaja de otra cosa y esto lo hace “para ganar unos mangos más”. Tener una buena caja de herramientas es importante. Muchas veces el humano se frustra por no poder completar una tarea. Se siente inútil y torpe, pero el verdadero problema es que no tenía la herramienta adecuada. Este tipo se ve que no es un improvisado. Supo equiparse y entiende cómo están hechas las cosas. Personas como él saben un poco más del mundo. Hombres que se llaman Jorge, Ricardo, Mario o Raúl. Ellos saben cómo se hace el techo de un hospital, por qué el auto funciona y qué le pasa a un reloj que atrasa. En cambio, los que nos llamamos Diego, Matías o Pablo, observamos la montura que lleva el planeta y no lo podemos creer. ¿Cómo se empieza un edificio de la nada? ¿Por qué el avión vuela? ¿Por dónde se abre el control remoto? ¿Cómo sabe la bocha de pool para dónde ir? Quiero proponerle a este tipo que sea candidato a algo. Necesitamos gente con una gran caja de herramientas y que no le tiemble el pulso ante una mesa de pool trabada. Jorge Presidente. La niña me muestra los restos de una bombita de agua que nuestro presidente acaba de sacar. Imagino un partido de pool con bombitas de agua rodando fofas, dificultosas. Imposible: la blanca reventaría al primer impacto del palo y nunca llegaría a rodar. Jorge toma una bola y la tira por una buchaca. Funciona. Repite la acción en las otras cinco. Funciona. Su hija dice “¡sí, papi, la arreglaste!”. Jorge pasa su mano grande por la cabeza de la hija, pero no celebra. Sabe que esta mesa es solo la punta del iceberg de un problema mayor. Presenta la tabla con el paño y atornilla con la herramienta adecuada. La mesa vuelve a ser una pieza única, mágica, de recorridos invisibles en su interior. Jorge y su hija se van. A los pocos minutos entran dos pibes con la música del celular en altavoz. Esa canción brasilera. Los pibes juegan a tirarse piñas. Piden una cerveza y una ficha de pool. Uno de ellos, el de pelo mojado y camisa abierta, se saca el chicle de la boca y de un tincazo lo lanza dentro de un hoyo. Un cuchillo de cocina clavado en los riñones es una herramienta adecuada para que un humano se desangre veloz.